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INTRODUCCION
H
ay un versículo en la Biblia que es claro y dice:
“Porque la paga del pecado
es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Romanos 6, 23.
También dice la palabra del Señor que hay bendiciones por la obediencia y
maldiciones por la desobediencia. Levítico 26.
Creo que mi familia y yo pudimos experimentar esta consecuencia en
nuestras vidas, de una manera muy profunda, pues pagamos con creces el
haber servido al enemigo.
En el mundo conocí las profundidades del dolor, de la tristeza, del abuso, y
experimenté la soledad en su forma más íntima. Las lágrimas fueron mis
amigas más cercanas; la traición y la maldad siempre fueron mi mejor compañía.
Satanás fue astuto, sagaz, y supo usar sus armas e instrumentos para tirarme
al fondo del infierno, de donde pensé nunca saldría.
Conocí las lágrimas desde muy niña, éstas suelen ser la única solución que
tienes cuando no puedes defenderte; se convierten en tu desahogo cuando no
puedes gritar y suelen ser tu compañía cuando te sientes sola; cuando
simplemente te obligan a callar lo que en ese momento necesitas expresar; ellas
simplemente te ayudan a manifestar tu alegría o tu tristeza; ellas siempre están
ahí para ayudarte a manifestar tus emociones.
Aprendí a dividir las lágrimas por grupos: Un grupo lo conforman las lágrimas
expresadas a través de la rabia, la ira, la impotencia, la injusticia, y éstas casi
siempre van acompañadas de uno que otro golpe sobre cualquier objeto, y
cuando van saliendo de los lagrimales de inmediato te las secas con tus manos,
tu cabeza es erguida mirando hacia al frente, y por lo regular vienen
acompañadas de un profundo deseo de venganza. Hay otro grupo que está